Mons.
Williamson, “Iglesia Conciliar”
Comentario Eleison Nº 105,11 de julio de
2009.
La
expresión “Iglesia Conciliar” da lugar a mucha confusión. Por ejemplo, ¿cómo
puede la Iglesia Católica, la impecable Novia de Cristo (Efesios V, 27), verse
teñida con la nueva religión, centrada en el hombre, del Concilio Vaticano II,
es decir, el Conciliarismo? Sin embargo, Nuestro Señor fundó sólo una Iglesia,
de modo que si la “Iglesia Conciliar” no es católica, ¿hay dos Iglesias, una
Iglesia Conciliar y una Iglesia Católica? Imposible.
De
hecho no hay dos Iglesias. Sólo hay una Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, y
esa es la Iglesia Católica. Sin embargo, esta Iglesia Católica se encarna en
seres humanos, que son necesariamente imperfectos. Nuestro Señor la instituyó
no para salvar ángeles o animales, sino exclusivamente para nosotros, los
pobres seres humanos, que por nosotros mismos sólo tendemos, a causa del pecado
original, a caer más y más lejos del Cielo y de Dios.
Así,
la Iglesia Católica siempre tiene dos aspectos: divina por su origen o
principio (Jesucristo); y por su finalidad (llevar las almas al Cielo); y por
otro lado es, en sí misma, necesariamente humana, por su involucrarse entre los
seres humanos a los que viene a salvar. Por lo tanto, como debe haber seres
humanos dentro de la Iglesia, también habrá siempre imperfecciones en el
interior de la Iglesia, a veces muy visibles; pero estas imperfecciones
seguirán siendo incapaces de manchar a la Esposa de Cristo, impecable en sí
misma.
Ahora
bien, el Conciliarismo, como nueva religión del Vaticano II, poniendo al hombre
en el lugar de Dios, es error e imperfección puramente humana; de ninguna
manera divina. Así pues, la expresión “Iglesia Conciliar”, refleja la Iglesia
Católica en su aspecto puramente humano e imperfecto, la Iglesia como desfigurada
por el hombre moderno, que organizó el Vaticano II para ponerse a sí mismo en
el lugar de Dios. Sin embargo, la Iglesia permanece inmaculada bajo todas las
desfiguraciones, como si se tratara de un martín pescador, que se precipita
sobre un lago a recoger a un pez y vuela de nuevo al Cielo, sin hesitar,
liberándose de toda el agua que lo impregnó momentáneamente.
¿Luego
hay dos Iglesias? De ninguna manera. Sólo hay una inmaculada Esposa de Cristo.
Entonces, ¿la expresión “Iglesia Conciliar” no tiene significado real? Por
desgracia, esa locución nombra una muy concreta realidad. Designa a todos los
miembros y estructuras de la Iglesia verdadera que están como atrapados en las
estrategias de los sutiles errores del Concilio Vaticano II, y como tendiendo todo
el tiempo a salir de la verdadera Iglesia por causa de esos errores. Esta es la
“Iglesia Conciliar” de la cual Monseñor Lefebvre nunca se reconoció
“excomulgado”, porque, como él decía, desde un principio jamás perteneció a
ella.
Kyrieeleison.