Una
vez más, una conferencia extraordinaria de Monseñor Williamson. ¡No se la pierdan!
Nos
estamos acercando al final de esta conferencia del Arzobispo. Nos encontramos
inmersos en la continuación de la misma lucha y damos gracias a Dios. Que
estamos siendo perseguidos es obvio. ¿Cómo podríamos no estar perseguidos?
Somos los únicos que han sido excomulgados. Nadie más lo es. Somos los únicos
que están siendo perseguidos inclusive en asuntos materiales. Por ejemplo,
nuestros colegas suizos están obligados a hacer su servicio militar. Eso es una
persecución por parte del gobierno suizo. En Francia están persiguiendo al
distrito francés de la Fraternidad bloqueando los legados para ser entregados
al distrito y de esta manera sofocarnos al cortar nuestros ingresos. Esta clase
de persecución llena la historia. Solamente está continuando, y Dios obra a su
modo a través de ellas. Normalmente nuestro distrito Francés debería haber sido
ahogado y hubiéramos tenido que cerrar nuestras escuelas, cerrar todas las
instituciones que nos cuestan dinero, esta situación dura ya más de dos años,
pero la Providencia ha permitido a nuestros benefactores el ser generosos y que
los fondos sigan llegando, por lo que hemos sido capaces de continuar a pesar
de esta torcida persecución –torcida porque la lay está de nuestro lado, pero
hay una carta al ministro Francés del cardenal Lustiger pidiéndole bloquear
nuestros legados, y esta carta no vino de la nada. Fue escrita bajo la
influencia de Monseñor Perl. El es el cerebro detrás de esto. El era todo
sonrisas cuando vino de visita oficial a la Fraternidad en 1987, pero él fue el
genio malo de esa visita. El pensó que nos tenía donde quería cuando cortó
nuestros fondos. Por lo que no debemos preocuparnos, porque si miramos atrás
vemos que no somos tan desafortunados como esos católicos que fueron expropiados,
sacados de sus propiedades a principios de este siglo. No veo más adelante,
pero entre más crecemos, más atraemos los celos de aquellos a quienes no les
importamos, pero siempre debemos contar con el Buen Dios. Debemos contar con la
gracia de Dios.
“¿Qué
sucederá? No lo sé. Quizá la venida de Elías. Apenas esta mañana estuve leyendo
la Sagrada Escritura, “Elías regresará y pondrá todo en su lugar” , et
omnia restituit, en latín, él
pondrá todo en su lugar. Restaurará todas las cosas. Bondad graciosa, que venga
inmediatamente. Yo no sé, pero hablando humanamente, no hay ninguna posibilidad
de acuerdo entre Roma y nosotros por el momento.”
En
Roma todavía tenían el palo. Roma cambió a la zanahoria y entonces pensamos que
hay alguna oportunidad de acuerdo, pero no es así porque Roma no está cambiando
su doctrina. En un problema sobre la doctrina, no un problema sobre la
zanahoria y el palo. Los romanos tienen que abandonar su falsa doctrina.
“Alguien
me decía ayer -¿Pero qué tal si Roma acepta sus obispos y entonces
estarían totalmente exentos de la jurisdicción de otros obispos? En otras
palabras, ¿Qué tal si Roma les ofrece una solución muy atractiva?. Responde
–“En primer lugar los romanos en este momento están lejos de aceptar ral cosa,
entonces, hasta que nos hagan esa oferta, lo pensaremos, pero no creo que estén
ni siquiera cerca de hacernos esa oferta, porque el fondo de la dificultad es
precisamente el darnos un obispo tradicionalista. Ellos no quisieron. Tiene que
ser, de acuerdo a los romanos, un obispo de acuerdo al perfil de la Santa Sede.
¿Perfil? Ustedes saben lo que eso significa. Es imposible. Ellos sabían muy
bien que al darnos un Obispo Tradicionalista, se construiría una citadela capaz
de continuar. No quisieron. Tampoco le dieron un obispo a la Fraternidad San
Pedro. Cuando la Fraternidad San Pedro dijo que firmaron el mismo protocolo en
la fundación de San Pedro como el que firmamos en mayo de 1988, no es cierto,
porque en nuestro protocolo de mayo de 1988 había un obispo y dos miembros de
la comisión romana, y su protocolo no tenía ninguno de los dos, entonces ellos
no firmaron el mismo protocolo que nosotros, aunque quieren simular que lo
hicieron. Roma tomó ventaja redactando un Nuevo protocolo para remover esas dos
concesiones. A cualquier costo querían evitar el otorgar un obispo, por eso
tuvimos que hacer lo que hicimos en junio de 1988. En el lado positivo, en
cualquier caso estoy muy contento de poderlos animar y felicitar por el trabajo
que están haciendo. Las quejas son muy raras en estos días, y cuánta gente me
escribe en gratitud por el trabajo de los sacerdotes de la FSSPX. Para ellos la
FSSPX es su vida. Han redescubierto la vida que querían, el camino de la Fe, la
familia, el espíritu que necesitaban, el deseo de una educación cristiana,
todas estas escuelas con todo lo que nuestras hermanas y padres están haciendo,
y todos nuestros amigos que trabajan juntos para continuar la tradición. Todo
eso es maravilloso, dada la época en la que vivimos. La gente verdaderamente
está agradecida, por lo que trabajan y organizan. Espero que poco a poco
nuestras comunidades sean capaces de crecer en número para proveer soporte
mutuo para todos, moral y físico, para que puedan mantener el fervor. Deseo
agradecer a todos los superiores por su celo y devoción. Verdaderamente creo
que el Señor Dios ha escogido la Fraternidad y ha querido la Fraternidad.
“En
noviembre celebramos el 20° aniversario de la Fraternidad, y estoy íntimamente
convencido que esta es la Fraternidad que representa lo que Dios quiere
–continuar y mantener la fe, mantener la Verdad de la Iglesia, mantener lo que
todavía puede ser salvado en la Iglesia gracias a los obispos agrupados en
torno al Superior General, haciendo su parte indispensable como guardianes de
la fe, predicadores de la fe, dando la gracia del sacerdocio, la gracia de la
confirmación –cosas que son irreemplazables y absolutamente necesarias. Todo
esto es muy consolador. Creo que debemos agradecer a Dios y ser perseverantes a
fin de que un día se reconozca lo que hacemos. A pesar que la visita del
cardenal en 1987 no dio resultado, mostró que estamos ahí y que se estaba
haciendo el bien en la Fraternidad aunque los romanos no quisieron decirlo
explícitamente fuera de sus círculos después de su visitación”.
Esto
fue antes de las consagraciones. El acuerdo era que los romanos podrían ir por
todo el mundo y los visitadores romanos fueron admitidos en todas las casas de
la Fraternidad para checar lo que hacía la Fraternidad y luego regresar y
reportar a Roma. Ellos visitaron muchas casas y dijeron: “Este es un buen
trabajo, muy buen trabajo, muy buen trabajo” y entonces regresaban a Roma y
decían “Es muy mal trabajo, malo, malo”. El Arzobispo dijo: ¿Qué se puede hacer
con gente como esa? Cuando regresaron a Roma regresaron a la presión romana y
no pudieron aprobar lo que hacía la Fraternidad.
“Sin
embargo, un día estarán obligados a reconocer que la Fraternidad representa la
fuerza spiritual, y la fuerza de la Fe, que es irreemplazable y que ellos
tendrán, espero, la alegría y satisfacción de hacer uso de eso cuando hayan
regresado a la fe tradicional. Roguemos a la Santísima Virgen y pidamos a
Nuestra Señora de Fátima por todas nuestras intenciones en todas las
peregrinaciones que hacemos en varios países que venga a ayudar a la
Fraternidad, que haya numerosas vocaciones. Obviamente nos gustaría tener más
vocaciones. Nuestros seminarios no están llenos. Nos gustaría que lo
estuvieran. Sin embargo, con la gracia de Dios esto vendrá. Entonces, una vez más
muchas gracias y por favor pidan por mí que tenga una buena y santa muerte,
porque creo que ya no tengo mucho más por hacer”.
Este
es el Arzobispo. Ustedes pueden ver su espíritu y su humildad allí. El no se
está enalteciendo como si fuera lo máximo o algo así, y no se está jactando de
la Fraternidad para nada.
¿Tienen
alguna pregunta antes de dejar esta conferencia del Arzobispo?
¿Qué
cree que quiso decir el Arzobispo cuando dijo “las quejas son raras
actualmente?
Bueno,
que la gente no le escribió para quejarse del modo en que sus sacerdotes se
comportan, por lo que no recibía muchas quejas.
¿Había
quejas anteriormente?
Había
quejas antes, si. Puedo recordar a uno diciendo: “Sus sacerdotes son muy
jóvenes”. El Arzobispo dijo ¿qué puedo hacer? Todos los viejos me abandonan.
Tienes que hacer lo que puedas con lo que tienes, y eso es lo que él hizo.
Tenemos que lidiar con el Monseñor Fellay que tenemos. Monseñor Tissier visitó
Menzingen para hablar y discutir el 1° de abril, me parece, y Monseñor Tissier
dijo que Monseñor Fellay reza por lo que está haciendo. El cree en lo que está
haciendo. Creo que está seriamente equivocado, el quiere ir por el camino que
recorrieron muchos otros antes que él. Está muy equivocado. ¿Alguna otra
pregunta?
¿Hay
algún posible desenlace que llevaría a los sacerdotes de la Fraternidad que
tienen esta fascinación con Roma conciliar, de dejar la Fraternidad sin
llevarse a la Fraternidad con ellos? ¿Hay alguna posibilidad de que el más
favorable de los desenlaces pudiera suceder, de que la Fraternidad sea
purificada doctrinalmente y no destruida?
Si el diablo tiene algo que ver con esto, no. Porque
lo que el diablo le está diciendo a estas personas es que tienen que controlar
la Fraternidad, que la Fraternidad es algo muy bueno, que está realizando un
gran trabajo, es el legado del Arzobispo y tenemos que continuar el trabajo del
Arzobispo abriéndonos a Roma, dándole a bienvenida a Roma como hizo el
Arzobispo; hasta las consagraciones, el Arzobispo siempre trataba de regresar a
la iglesia oficial, y eso es lo que debemos hacer, y no debemos dejar la
Fraternidad en manos de todos esos retrógradas y repugnantes que quieren
escupir en la cara de Roma. Este es el escenario. Esto es lo que el diablo les
está diciendo y por lo tanto para ellos es una cuestión de honor y una cuestión
de deber llevar a la Fraternidad con ellos, llevarse todo lo posible de la
Fraternidad excepto esos inconvertibles retrógradas y neo-nazis, esos pueden
quedarse atrás, pero el resto, los más que se puedan, debemos llevarlos con
nosotros hacia Roma porque si regresamos a Roma podremos convertirla y cambiar
toda la situación en la Iglesia.
Es
escandaloso cuan sinceramente creen ellos en la causa. No son dobles, ellos
creen de todo corazón esto.
Eso
es lo que Monseñor Tissier dijo de Monseñor Fellay.
Y
el hecho de que muchos de ellos creen en la posibilidad de la conversión de
Roma.
Recordarán la carta de Monseñor Fellay contestando la
carta de los tres obispos, él acusó a los tres obispos de no estar en la
realidad y de la falta de sobrenaturalidad. El está convencido que él está en
la realidad. El va hacia Roma y ve pequeños detalles de regreso a la Tradición
o un deseo de Tradición. El lo junta todo y en su cabeza ve un movimiento real
en Roma hacia la Tradición. El no toma en cuenta a los masones y al hecho que
están firmemente y profundamente alojados dentro del Vaticano, y ellos no se
van a quedar sin hacer nada. Les ha tomado cientos de años infiltrar la
Iglesia, infiltrar el Vaticano como para dejar las riendas del poder. Ellos no
van a rendirse. Pero alguien como Monseñor Fellay no cree en conspiraciones y
no las toma muy en serio. En cierta etapa habló
acerca de la masonería dentro del Vaticano, pero no creo que todavía crea que
los masones sean muy importantes dentro del Vaticano. Me parece que cree que
los Romanos verdaderamente tienen buenas intenciones y no son los masones que
tienen el control.
Creo
que mucha gente tiene problemas en distinguir entre la masonería que leen en
los libros, e imaginan a los masones en sus ropajes y saludos secretos y todo
lo demás, pero cuando conocen a estas personas en la vida real, no los
reconocerían, no podrían distinguirlos por lo que ellos creen.
Ellos
no conocen suficiente a la masonería. Hay una fotografía de Benedicto XVI
estrechando la mano de Monseñor Fellay y aparentemente es un saludo masónico.
No lo sé.
¿En
la muñeca o el pulgar?
El
pulgar plegado de alguna manera. Yo no sé de estas cosas, pero algunos dicen
que fue un saludo masónico. No estoy seguro. No lo sé.
¿Cuánta
influencia los orígenes nacionales tienen en la posición de la Fraternidad? Si
digamos, la mayoría de los sacerdotes fueran italianos o japoneses, ¿hasta que
punto piensa que eso los afecta?
Bueno,
los orígenes nacionales influyen mucho. Los ingleses son tercos. Todos ellos
son tercos. El Suizo tiende a negociar, quieren ser neutrales. Ellos
siempre quieren arreglar las cosas para estar fuera de la Guerra, hay un
instinto de neutralidad allí. No les falta valor pero tienen el instinto de
neutralidad, los suizos. El Francés –dijo Santa Juana de Arco que son ligeros
pero generosos. No son los suficientemente serios pero son generosos, entonces
los franceses son frívolos de cierto modo. Esa es su descripción. Puedes
describir a un francés de muchas maneras. Monseñor Lefebvre era francés. De la
mejor clase de francés. En su peor faceta los franceses son muy nacionalistas y
estrechos. En su mejor faceta son completamente internacionales en su verdadero
sentido, no en el sentido masónico de ser internacional. Los alemanes son diferentes.
Ellos son una fuerza motriz estén donde estén y hagan lo que hagan. La
contribución alemana a las finanzas de la Iglesia es muy importante. Alemania y
América, por mucho, financian a la Iglesia aparentemente. El carácter nacional
es muy importante, si. No es decisivo pero es muy importante. Dios creó a las
naciones. Dios las hizo diferentes y Dios no quiere que las diferencias
nacionales sean destruidas o eliminadas. Dios no quiere guerras nacionalistas,
no quiere que las personas estén tan orgullosas de su país que desprecien a
otros países, pero El quiere que la gente ame a su propia gente, que ame a su
país. Este es el cuarto Mandamiento. Tener características de nuestro país es
absolutamente normal. Lo opuesto es lo que no es normal. Amar a nuestro país es
absolutamente normal, pero no es decisivo. Lo que es decisivo es la Fe.
¿Qué
dice Monseñor Fellay o la gente que piensa como él acerca del texto que usted
acaba de leer de Monseñor Lefebvre?
Buena
pregunta. La respuesta es que el Arzobispo dijo cosas que van de un lado para
otro porque, como todos los católicos desde el Vaticano II, se debatían entre
la Verdad y la autoridad. Por un lado está la Fe y por el otro la Roma loca,
pero los romanos son la autoridad en la Iglesia. Incluso cuando tienen esas
locas ideas, ellos son todavía son la autoridad de la Iglesia. No hay otro
papa, no hay otros cardenales. Estos son los cardenales, los obispos y el papa.
Entonces el Arzobispo nunca perdió su sentido de estos funcionarios siendo los
funcionarios de la Iglesia, aunque estén locos, por lo tanto el Arzobispo
siempre quiso no ser separado, condenado y golpeado por estas autoridades de la
Iglesia, aunque estén locos porque todavía son las autoridades, por lo que se
debatía. Fue hacia ellos porque ellos son las autoridades. Pero ellos lo
sacaron por su insensatez.
Entonces
el Arzobispo fue para adelante y para atrás por un buen tiempo, como les digo,
hasta 1988. Entonces se aclaró su mente y empieza a hablar de las autoridades
de la manera que ya han escuchado, que no se puede hacer nada con esa gente,
pero hasta entonces, hasta el último momento, el esperó que algo pudiera
hacerse con ellos. Si tuvieran a Monseñor Fellay aquí y ahora, les daría todas
las citas del Arzobispo en la otra dirección –el Arzobispo diciendo que quería
llegar a alguna clase de entendimiento si se pudiera con las autoridades
romanas. Entonces están aquellas citas, y lo que está detrás de ellas es que
hasta las consagraciones, hasta ese tiempo, el todavía esperaba en contra de toda
esperanza de que Roma pudiera comportarse, que Roma pudiera ver por la
Fraternidad. El esperó y esperó y esperó, porque hubiera significado mucho si
la Iglesia oficial lo hubiera respaldado y aprobado, o le hubiera dado alguna
clase de respaldo y aprobación a la Fraternidad. Se esforzó por eso, aunque
ellos estén chiflados. Pero sucedió que en mayo él estaba en contacto directo
con el Cardenal Ratzinger y negociando por un obispo, negociando para obtener
algo de ayuda de Roma para asegurar la supervivencia de la Fraternidad, porque
sentía que iba a morir pronto, y de hecho murió dos años y medio después; desde
que supo que la muerte llegaba, no podía abandonar la Fraternidad. Tenía que
hacer algo al respecto, por lo que llegó al límite negociando con los romanos,
y aún así los romanos dijeron no. Los romanos dijeron: “No, usted no puede
tener un obispo”. Entonces el Arzobispo dijo, muy bien, eso es todo. Desde
ahora en adelante, no más diplomacia, desde ahora es la doctrina”.
Hay una cita famosa. El dice: “Si los romanos quieren
establecer contacto con nosotros de nuevo” –sugiriendo que no es la
Fraternidad la que trataría de contactar a Roma otra vez, y esto es exactamente
lo que sucedió. Con conferencias como la que acabo de leerles, la Fraternidad
no regresó a Roma. Por doce años se mantuvo alejada de Roma, y floreció, pero
como los romanos están locos, entonces viendo en el Jubileo que el palo no
estaba funcionando, que las excomuniones no habían acabado con la Fraternidad,
que las excomuniones habían logrado que ésta floreciera, entonces los romanos
dijeron “Ahora tenemos que empezar con la zanahoria”. Ellos empezaron a ofrecer
la zanahoria y resultó que ésta fue mucho más eficaz que el palo. Por lo tanto,
los romanos todavía y siempre están trabajando en contra de la Fraternidad,
pero el arzobispo entendió esto y desde las consagraciones ya no hubo citas a
favor de ir a Roma. Entonces lo que la gente que está en contra del acuerdo
práctico dice es “miren las citas”. Hay citas como esta del Arzobispo antes;
por ejemplo una cita de 1984 donde el Arzobispo dice: “No hay nada que hacer
con esta gente”.
Les
voy a leer esta porque contesta exactamente esta pregunta: “¿Por qué las
consagraciones?” Esta pregunta se le hizo al Arzobispo en 1989, un año antes de
la que les leí anteriormente. “Quizá sería bueno recordar el por qué y con qué
propósito usted tomó la grave decisión de consagrar obispos cuando usted sabía
que causaría una reacción violenta por parte de Roma. Usted aceptó correr el
riesgo de ser excomulgado, de ser rechazado como cismático, porque usted
deseaba garantizar por estas consagraciones que el sacerdocio y los sacramentos
continuaran transmitiéndose”.
Monseñor
Lefebvre.- “Es una respuesta muy larga pero responde directamente esta pregunta.
Si, obviamente fue una decisión que tuvo que ser preparada. La decisión no fue
tomada de un día para otro. Por algunos años estuve tratando de obtener que
Roma entendiera que estaba avanzado en edad y tenía que asegurar mi sucesión.
Tenía que asegurar que algún día alguien tomara mi lugar. No se puede tener
seminario ni seminaristas sin un obispo. La gente también tiene necesidad de un
obispo para transmitir la Fe y los sacramentos, especialmente el sacramento de
la confirmación. Roma se daba perfecta cuenta de ese hecho. Yo aludí este hecho
varias veces y finalmente lo hice en público. Esto fue en el verano de 1987.
Nadie en Roma puede decir que los tomé por sorpresa, que fueron tomados
desprevenidos o que actué bajo cubierta. Ellos fueron claramente advertidos con
varios años de anticipación por cartas y grabaciones de mis sermones que tenían
en sus manos, y por la carta que Monseñor de Castro y yo le enviamos al Santo
Padre”. Creo que fue en 1985.
Creo
que realmente esto es lo que causó cierto cambio en su actitud hacia nosotros.
Tenían miedo de las consagraciones episcopales pero no creían que yo las fuera
a realizar. Y el 29 de junio de 1987, cuando hablé de ellas en público, el
Cardenal Ratzinger estaba un poco alterado. En Roma, empezaron a tener miedo de
que yo realmente consagrara obispos, y es cuando tomaron la decisión de ser un
poco más abiertos respecto a lo que siempre les había estado pidiendo, esto es,
la Misa, los sacramentos, los servicios pontificales de acuerdo al rito de 1962
de Juan XXIII. En ese momento parecía que ellos no nos pedirían nada a nosotros
en cuanto a aceptar el Concilio Vaticano II. No mencionaron eso e incluso
aludieron a la posibilidad de tener un obispo que sería mi sucesor. Esto fue
definitivamente un cambio radical de su parte, y entonces surgió la pregunta
–saber lo que debía hacer. Fui a Rickenbach para ver al superior general” –era
el padre Schmidberger- “y a sus asistentes para preguntarles, ¿qué piensan, debería
aceptar la mano que nos ofrecen o la rechazo? En cuanto a mi, les dije “yo no
tengo confianza en ellos. No tengo confianza. Por años y años me he mezclado
con esta gente. Por años he visto la manera en que actúan. Ya no tengo
confianza en ellos. Sin embargo, no quiero que la gente de la Fraternidad y los
círculos tradicionales puedan decir después “usted pudo haberlo intentado, no
le hubiera costado nada entrar en discusión y diálogo”.
“Esa
fue la opinión del Superior General y sus asistentes. Ellos dijeron: “Usted
debe tener en consideración la oferta que se le hace y no abandonarla. Todavía
vale la pena hablar con ellos”. Entonces los colaboradores del Arzobispo eran
más blandos de lo que él era. Ellos tenían más confianza y esperanza en Roma
que la que tenía él. Era un pájaro viejo y sabio. Había estado negociando con
Roma por años y años. Ya no les tenía ninguna confianza.
“En
ese momento acepté ver al cardenal Ratzinger, y le insistí fuertemente que
alguien pudiera venir a hacer una visita a la Fraternidad. Pensé que tal visita
produciría en que se aclararan los beneficios de mantener la Tradición y al
mismo tiempo que sus efectos serían reconocidos. Pesé que eso podría fortalecer
nuestra posición en Roma y que la solicitud que hice para obtener varios
obispos y una comisión en Roma para defender la Tradición tendrían alguna
oportunidad de éxito. Muy pronto, sin embargo, nos dimos cuenta que no
estábamos tratando con gente honesta. Inmediatamente después de la visita que
se realizó, tan pronto como el cardenal Gagnon y Monseñor Perl regresaron a
Roma, sentimos su desdén. El Cardenal Gagnon hizo increíbles declaraciones en
los periódicos.
Es
un buen hombre, un canadiense, pero está bajo la presión masónica en Roma. El
sistema en Roma es que no puedes hacer a nadie obispo si no tiene algo, ya sea
mujeres, preferentemente niños, y dinero, uno de esos tres, y cuando tienes
algo de ellos pueden permitirse ordenarlo obispo porque así pueden ejercer la
presión. Puedes chantajearlos. Dicen que había un gabinete en la oficina del
cardenal Sodano en la cual tenía a cada uno de los obispos del mundo. Esto es
lo que se dice. Se non è vero, è ben trovato –si
no es verdad, está de conformidad con la verdad.
El
Cardenal Gagnon hizo declaraciones que fueron increíbles. De acuerdo a él, el
80% de nuestra gente nos hubiera dejado si fuera a hacer las ordenaciones
episcopales. Estábamos buscando el reconocimiento. Roma estaba buscando la
reconciliación y que nosotros reconociéramos nuestros errores. Los que hicieron
las visitas a las casas de la Fraternidad dijeron que, después de todo,
solamente vieron lo externo, que solamente Dios puede ver los corazones de los
hombres y en consecuencia la visita no valía más de lo que valía.
Ustedes
pueden ver la astucia y la manera en que los Romanos se evaden. Ellos hicieron
la visita, ven los buenos frutos, regresan a Roma y empiezan a evadir para
evitar decir que había buenos frutos.
“En
breve, ellos dijeron cosas que no corresponden a lo que han hecho y dicho
durante la visita. Esto parecía inimaginable. Solamente porque regresaron al
Vaticano, regresaron a la perversa influencia de Roma, ellos adoptaron la
mentalidad de nuevo y se volvieron contra nosotros y nos despreciaron una vez
más”. ¿Qué podemos hacer con gente como esa? El Cardenal Gagnon es un buen
hombre pero entonces hace eso. El está chantajeado. Lo entiendo. Poco después
creo que dejó Roma. Los hombres perversos y Satanás obtuvieron un muy
considerable control, casi un control total. Bueno, entonces ¿qué se puede
hacer con estas personas? El Arzobispo concluyó que no se puede hacer nada con
ellos. Es cuando siguió adelante con las consagraciones y fue por estar
alejados de Roma por 12 años que la Fraternidad floreció, y entonces los
romanos cambian de táctica y todo empieza de nuevo.
“Sin
embargo fue a Roma para las conversaciones pero sin ninguna confianza en su
éxito. Escribí a principios del mes de enero al padre Aulagnier, “Estoy
convencido que el 30 de junio serán consagrados obispos. Será el año de la consagración
de obispos porque yo realmente no tenía confianza. Sin embargo, quise ir tan
lejos como se pudiera en orden de mostrar que teníamos buena voluntad. Allí es
cuando sacaron de nuevo la cuestión del concilio otra vez, y de lo cual no
queremos escuchar. Una fórmula para el acuerdo fue encontrada que estaba en los
límites de lo que podríamos aceptar”. Ese fue el protocolo.
“Entonces nos concedieron la Misa y los sacramentos,
los libros litúrgicos, pero concerniente a la comisión romana y a la consagración
de obispos ellos no quisieron aceptar nuestra petición. Todo lo que pudimos
obtener fueron dos miembros de siete en la comisión romana sin el presidente,
sin el vice-presidente y solamente obtuve un obispo cuando solicité tres. Eso
fue virtualmente inaceptable. Y cuando aún antes de firmar preguntamos cuándo
tendríamos el obispo, la respuesta fue evasiva o nula. Ellos no sabían.
Noviembre, no sabían. Navidad, no sabían todavía. Fue imposible obtener una
fecha. Esto es cuando, después de firmar el protocolo que abría el camino al
acuerdo, me senté y pensé. La acumulación de desconfianza y reticencia me
impulsó a pedir una nominación de obispo para el 30 de junio de entre los tres
expedientes que había dejado en Roma el 5 de mayo. O eso o seguiría adelante
con las consagraciones. Enfrentado a una decisión, el Cardenal Ratzinger dijo:
“Si así están las cosas, el protocolo está finalizado” Se terminó y no hubo más
protocolo. “Está rompiendo relaciones”, él fue quien lo dijo, no yo. El 20 de
mayo escribí al Santo Padre diciéndole que había firmado el protocolo pero que
insistí en tener obispos, y obispos el 30 de junio, pero de hecho, no hubo
manera de llegar a un acuerdo. Mientras que yo enfrentaba al Cardenal Ratzinger
con una alternativa, mientras él me decía que nos daría un obispo el 15 de
agosto, me pedía más expedientes con el objeto de que la Santa Sede pudiera
escoger un obispo que pudiera cumplir los requerimientos establecidos por el
Vaticano.
Ahora
bien, ¿a dónde iba a llevarnos esto? El Arzobispo presentó tres candidatos de
su elección y Roma dice: No, necesitamos más para poder escoger un hombre de
nuestra elección. Ustedes saben lo que significaría.
“De hecho no había manera de llegar a un
acuerdo. Nos dimos cuenta de la imposibilidad de llegar a un entendimiento. El
2 de junio le escribí de nuevo al Papa. “No tiene caso continuar estas
conversaciones y contactos. No tenemos el mismo
propósito. Usted desea llevarnos al Concilio en una reconciliación y lo que
nosotros queremos es ser reconocidos por lo que somos. Deseamos continuar la
Tradición como lo estamos haciendo”. Se
terminó. Ahí fue cuando tome la decisión de dar la conferencia de prensa del 15
de junio porque no quería actuar en secreto. No puede haber una Tradición
durable sin un obispo Tradicional. Es absolutamente indispensable. Es por eso
la Fraternidad San Pedro y Le Barroux están en el país de las maravillas porque
no tienen obispos tradicionales”.
Pueden darse cuenta de su mentalidad. El fue tan lejos
como pudo con Roma, y después en otra ocasión en público dijo: “Fui demasiado
lejos”. Como dicen en América, fue por las nueve
yardas completas. El fue por las nueve yardas completas para llegar a un
acuerdo con Roma. Roma dijo que no funcionaría, no le darían un obispo, y en cuanto
a la fecha para consagrar el obispo le decían “no, no. En agosto no, no hay
nadie en Roma. EL otoño, bueno, tampoco es posible. Noviembre, no. Navidad,
no”. Obviamente ellos no iban a darle un Obispo, por eso el Arzobispo dijo:
“Ellos han comprobado finalmente que no van a ver por la Tradición. En ese
caso, nosotros veremos por nosotros mismos”. Entonces él le dio, hasta el último momento, la oportunidad completa a
Roma de comportarse y de allí son las citas de su deseo de entenderse con Roma,
un deseo de reconocimiento por parte de Roma. De allí vienen todas las citas y
estas son las citas que ahora se están utilizando para decir que debemos ir con
Roma, pero estas citas no son la última palabra en el asunto. Como les dije,
desde las consagraciones en adelante no hubo ni una palabra del Arzobispo
alentando las relaciones o contactos con Roma. Esta es su famosa cita: “Si
quieren tener contacto con nosotros, entonces deben firmar Pascendi, Syllabus,
Quanta Cura, Lamentabili. Si no quieren retractarse de las cuestiones
esenciales de doctrina y de la fe, entonces no habrá más contactos”. Esto es lo que Monseñor Fellay debió haberles
dicho a los romanos durante todo este tiempo. Las discusiones doctrinales
muestran el completo bloqueo doctrinal. En ese punto Monseñor Fellay debió
haber dicho “olvídenlo, nosotros decimos que no queremos un acuerdo práctico
sin acuerdo doctrinal porque un acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal no irá a
ninguna parte. En realidad nos lleva en la dirección de la reconciliación y el
compromiso”.
El
Arzobispo supo que eso sería un compromiso por lo que dijo que no, y eso es lo
que Monseñor Fellay debió decirles, en mi opinión. El debió decir: “Ya que las
discusiones doctrinales nos mostraron de nuevo que hay un mar entre la doctrina
de la Roma conciliar y la doctrina de la FSSPX, lo siento mucho pero no habrá
más contactos, no mas discusiones, nada de nada”. Pero en vez de eso, él dijo
de repente: “Bueno, después de todo podemos hacer un acuerdo práctico sin
acuerdo doctrinal” Es allí cuando un buen sacerdote me dijo: “Yo soy un
soldado, me levanto muy temprano cada mañana y voy al campo de batalla a
pelear. La cuestión es ¿para qué estoy peleando? Yo peleo para mantenerme en la
línea en contra de todo el mundo y de toda la Iglesia que se ha vuelto loca, y
de repente me dicen que podemos ir con esta iglesia que va con el mundo
moderno, que no es tan malo después de todo. ¿Por quién estoy luchando y
de qué se trata la batalla? Mis órdenes fueron cambiadas de un día para otro. ¿Qué
esta sucediendo? El superior de distrito - me dijo- no tiene una
respuesta.
Esto debería haber pasado, seguir con la línea del
Arzobispo de 1988, pero lo que argumenta Monseñor Fellay es que Roma ha
cambiado, Roma ya no es Conciliar en el mismo sentido torcido. Eso es lo que él
piensa. Eso es lo que aparentemente él piensa. “Ese es el dilema” dice
Hamlet. Ese es el punto. Roma ha cambiado ó Roma no ha cambiado? Si Roma
hubiera cambiado desde el año 1988 es posible argumentar a favor de un acuerdo
práctico sin un acuerdo doctrinal, porque si Roma había cambiado en la
doctrina, si Roma está volviendo a la doctrina verdadera, entonces sería un
acuerdo práctico con un acuerdo doctrinal, pero ahora no hay absolutamente
ningún acuerdo doctrinal.
La última proposición de Roma que fue, creo, hace dos
semanas, la última petición de Roma fue que la Fraternidad debe aceptar la
doctrina del concilio. Regresamos al principio. Es una locura. Estamos
caminando en círculos. En mi opinión, Monseñor Fellay debió de darse cuenta que
esos zorros romanos lo tienen caminando en círculos. Lo dije en el 2000, ellos
son zorros, lobos y tiburones. Lo son. Los masones están en el control y
son enemigos de la Fe. Son enemigos de Dios. Algunos de los romanos pudieran ser
sinceros, algunos de ellos pudieran estar bien intencionados, solo Dios lo
sabe, pero ellos no son los que tienen el control. Roma pudo haber escogido
cuatro teólogos que pudieran ser comprensivos con la Fraternidad. Nuestros
teólogos dijeron que los cuatro entendieron de que se trataba la Fraternidad.
Ellos entienden nuestra posición doctrinal pero no la aceptan en lo absoluto
porque en el fundamento de su razonamiento no son objetivos. Ellos son
absolutamente subjetivistas y por lo tanto si pueden imaginarse lo que
significa la doctrina objetiva, la rechazan completamente y es por eso que
están a planetas de distancia de nosotros. ¿Cómo se puede hacer un acuerdo
práctico con alguien de un planeta al final de la galaxia? Simplemente es
imposible.
Pregunta
– “Algunas personas dicen: si, pero Monseñor Lefebvre hubiera aceptado un
acuerdo con Roma porque una vez que la Fraternidad San Pio X hubiera sido
reconocida y las suspensiones levantadas, el Arzobispo hubiera podido actuar de
modo más efectivo dentro de la Iglesia, mientras que ahora se ha puesto fuera.
Respuesta-
“Esas cosas son muy fáciles de decir. Estar dentro de la Iglesia o ponerse
dentro de la Iglesia ¿qué significa? Primeramente, ¿de qué Iglesia estamos
hablando? Se refiere a la iglesia conciliar sería necesario que nosotros,
quienes luchamos contra ella durante veinte años –ahora son 40- porque queremos
a la Iglesia Católica, volviésemos a entrar en esta Iglesia conciliar para
supuestamente volverla católica. Es una
ilusión total, dijo el arzobispo en 1989.
Esto es lo que Monseñor Fellay espera y todos aquellos
que piensan como él. Ellos realmente esperan regresar dentro de la Iglesia y
entonces empezar a hacer la Iglesia Tradicional y el Arzobispo dijo que era una
completa ilusión y éste es el por qué –“No son los súbditos los que hacen a los
superiores, sino los superiores los que hacen a los súbditos”. Esto es justo lo
que sucede, y la prueba es lo que está pasando dentro de la Fraternidad
actualmente. Monseñor Fellay ha tenido una gran influencia en muchos sacerdotes
y laicos para hacerlos pensar que podemos estar dentro de Roma porque él es el
Superior. El está moldeando el pensamiento de la Fraternidad para que piense
como él piensa, lo que es lo más natural, la cosa más normal del mundo para él
hacerlo. Son los superiores los que hacen a los súbditos, ahora tiene a algunos
súbditos, algunos sacerdotes que están protestando en contra de lo que está
diciendo. No es efectivo porque ellos son los súbditos mientras que él es el
Superior. El dice: “Yo soy el Superior. Esto es lo que la Fraternidad debe
hacer, y esto es lo que yo voy a hacer que haga la Fraternidad”. Si la
Fraternidad se une a la iglesia oficial, bajo superiores de esa iglesia, aunque
solo sea el papa, siempre estará sujeta a ellos y ellos moldearán la
Fraternidad, y no la Fraternidad moldeará a la iglesia oficial. Es clarísimo.
El Arzobispo dice en otra parte –“Someternos a las
autoridades conciliares es una ilusión, ellos tienen todo lo que necesitan para
estrangularnos. Ellos tienen toda la autoridad”. ¿Por qué quieren regresar a la
iglesia oficial? Porque ellos son las autoridades. Las autoridades tienen
autoridad. Si se ponen bajo su autoridad, ellos van a usarla para hacerlos como
ellos, para que piensen igual que ellos, para hacer que los obedezcan, para
hacerlos seguir su línea y no nuestra propia línea. Es obvio. ¿Cómo ponerse
bajo superiores que piensan diferente y no esperar que ellos traten de cambiar
nuestra manera de pensar?
El
Arzobispo agrega: “No solamente los superiores hacen los súbditos sino que
tienen todo lo que necesitan para estrangularnos” –y continúa- En toda esta
Curia romana, entre todos los obispos del mundo, que son progresistas, yo
habría sido ahogado completamente. No habría podido hacer nada, ni proteger a
los fieles y a los seminaristas. Roma pudo haberme dicho: Muy bien, le daremos
tal y tal obispo para llevar a cabo las ordenaciones y sus seminaristas tendrán
que aceptar los profesores que vengan de tal y tal diócesis-
Por supuesto, los seminarios son el punto de
crecimiento de la Fraternidad. Allí es donde se forman los futuros sacerdotes,
y por lo tanto, cada obispo que esté preocupado por la Iglesia, está preocupado
por los seminarios, y Roma se preocupa de los seminarios. Por lo tanto, si nos
sometemos a Roma, una de las primeras cosas que sucederían es que Roma
empezaría a imponer ciertos maestros en los seminarios, y esos maestros no
serían Tradicionales. Por lo menos serían medio modernistas, por lo que las
ideas modernistas llegarían a los seminaristas tradicionales, y antes de que se
den cuenta, ya tienen sacerdotes Tradicionales modernistas. Sería el fin. Aceptar profesores que vengan de tal
diócesis es imposible. En la Fraternidad San Pedro tienen profesores llegados
de la diócesis de Augsburg. ¿Quiénes son estos profesores? ¿Qué están
enseñando? Es un gran principio. Si por el acuerdo no te sometes a las
autoridades conciliares entonces no es un acuerdo. Nosotros estamos básicamente
lejos de ellos, pero si nos combinamos con ellos, nos sometemos a ellos. No vas
a suponer que estarás por encima del papa. Estarás sometido, por lo menos, al
papa. El papa consultará con sus cardenales y congregaciones. Eventualmente, el
papa dirá un día, “Muy bien, ellos ya no dependen de mi. Voy a lidiar con ellos
por medio de mi congregación”. Vas a la congregación que está inundada de
modernistas, pero tú has sido el que te sometiste a ellos.
Argumento
–“Pero podemos salirnos otra vez. Si vemos que no funcionó, podemos salirnos
otra vez”. Una vez que tú entraste, mucha gente estará lanzando sus sombreros
al aire diciendo: “El problema se terminó” La guerra terminó, ahora somos
felices” y por supuesto, durante un tiempo los romanos no nos engullirán. Les
tomó diez años engullir a la Fraternidad San Pedro, pero la engulleron. Se
toman su tiempo. Ellos reemplazaron al superior que San Pedro quería para
ellos, y pusieron a su hombre en ese puesto porque tenían la autoridad de
hacerlo, porque la misma San Pedro les dio esa autoridad. San Pedro fueron
sacerdotes de la Fraternidad que después de las consagraciones fueron a Roma y
dijeron: “Nosotros no estamos de acuerdo con Monseñor Lefebvre, nosotros
estamos de acuerdo con ustedes”. Déjenos regresar”. Los
romanos dijeron “Oh, sí. “Pásale a la sala, dijo la araña a la mosca. No hay
problema, entra, entra”. Ellos no impusieron de inmediato esto y aquello, pero
después de un poco, el cardenal Castrillón impuso la idea de un superior
querido por Roma y no hubo nada que San Pedro pudo hacer para evitarlo. Ellos
entregaron su propio control a los romanos.
Si
la Fraternidad San Pio X entrara con los romanos, ellos estarían entregando el
último control a los romanos, y los romanos usarían ese último control para
hacernos seguir las ideas del concilio. Es tan claro como lo claro puede ser.
Es por eso que no tiene sentido someterse a ellos, y si no se someten a ellos
entonces no es realmente un acuerdo. ¿Cómo se puede evitar
eso? “Pero Roma ha cambiado. Ellos no querrán forzarnos a aceptar el concilio”.
Bueno, hace un par de semanas, ellos dijeron exactamente eso –“Tienen que
aceptar las ideas del concilio”. Roma está intimidando a Monseñor Fellay. Lo
acarician y luego lo intimidan, alternan la zanahoria con el palo, zanahoria y
palo. El pobre hombre probablemente no sepa ni donde está. No lo sé. Yo lo
compadezco mucho porque no está en una posición fácil para nada, pero él solo
se puso en esta situación. El nunca debió haber hablado con los romanos en
primer lugar. Y habiendo aprendido después de lo ocurrido, ahora digo que fue
un error incluso poner las dos precondiciones para las discusiones doctrinales.
Las discusiones doctrinales tuvieron lugar. Se suponía que se bloquearían si no
funcionaban. No funcionaron. Debieron haber cortado. Lo que el padre
Pfluger, el primer asistente de la Fraternidad está diciendo en conferencias
públicas es que el propósito de las discusiones doctrinales era el mostrar a
todos en donde están y lo que piensan. En otras palabras, el propósito de las
discusiones doctrinales no era llegar a alguna clase de acuerdo. Era para que
cada quien supiera en dónde está parado, pero una vez que todos supieron dónde
está parado cada uno, entonces el camino está despejado para un acuerdo
práctico. El padre Pfluger diciendo eso en público. Es un completo cambio de
mentalidad por parte de la Fraternidad.
¿Piensa
usted que habiendo usado la zanahoria durante varios años, tienen miedo del
regreso del palo?
Si.
Los romanos han dicho: “Tenemos una gran oferta para hacerles, pero si no la
aceptan los vamos a excomulgar. Dulzura, tengo una encantadora oferta para ti,
pero te haré pedazos si no aceptas” ¿Será realmente una linda zanahoria si hay
un palo detrás de ella? Usen su sentido común. Estas personas no quieren
nuestro bien. Para nada.
¿Cuál
fue la reacción de Monseñor Fellay, escuché que el Padre Laguerie le advirtió
de no aceptar un acuerdo bajo ninguna circunstancia?
Si,
es el IBP. El Instituto del Buen Pastor. Lo que sucedió recientemente y
probablemente muchos de ustedes lo sepan, es que el Instituto del Buen Pastor
nos dijo, y lo dieron a conocer en público, un reciente documento de Roma. Roma
los visitó recientemente al final de los cinco años estatutarios. Roma
aprobó y dijo que al final de los cinco años lo pensaremos de nuevo. Los cinco
años ya pasaron desde el 2006 y entonces los romanos llegaron y visitaron, y
los romanos dijeron al IBP: “Tiene que empezar a enseñar el concilio en sus
seminarios. Deben estar unidos con el obispo local. Deben ser muy buenos con
los conciliaristas locales” y así sucesivamente. Creo que la respuesta de
alguien como Monseñor Fellay es: “Ah, pero ellos son solamente el IBP. El IBP
no tiene sus propios obispos. No tienen 500 sacerdotes. No son tan fuertes como
nosotros. Nosotros somos fuertes y resistiremos y no nos haremos conciliares”.
“Y
el Papa Benedicto me ha dado su garantía personal”
¿Eso
es lo que dice?
Estoy
seguro que así será.
Esa
es la línea.
Al
IBP le dieron una garantía oficial escrita.
Eso
es. Las garantían no valen el papel en que están escritas, ni las palabras.
Para ellos el fin justifica los medios.
¿La
Fraternidad estaría en tan grave problema si el Superior General no fuera
obispo sino sólo un sacerdote?
Creo
que la combinación de ser tanto Superior General y obispo le da un prestigio y
poder que es muy peligroso. Yo no sé si el Arzobispo dijo que un obispo no
debería ser superior general. No creo que lo haya dicho. Lo que si dijo que no
importaba si un laico fuera el Superior General. Eso es lo que dijo. Por eso no
hizo obispo al padre Schmidberger. A seis años de las consagraciones hasta el
final del término del Padre Schmidberger, fue un sacerdote al mando de los
cuatro y el Arzobispo dijo: “No hay problema con eso porque es lo que solía
suceder con los Padres del Espíritu Santo. En Africa, había cierto número de
obispos para asegurar que las ordenaciones y las confirmaciones se realizaran
en todas partes, pero el superior general era un laico o un sacerdote”. Eso no
es un problema. Estoy dispuesto a que me corrijan, pero no creo que el
Arzobispo haya dicho que el Superior General do debía ser un obispo. No será
sabio que el superior general sea un obispo, porque entonces tiene las dos
cosas, el superiorato y el episcopado, y esa es una combinación muy
embriagadora. Es una combinación muy poderosa y quizá fue mucho para Monseñor
Fellay. El poder se le habrá subido a la cabeza. No lo sé. Dios lo sabe. No lo
estoy juzgando. Sería sabio no tener un obispo como superior general.
FIN
DE LA CONFERENCIA.
Visto
en Non Possumus