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martes, 9 de junio de 2020

UNA MÁXIMA AMBIGUA






Lettre des dominicains d’Avrillé
Trimestrielle, n° 69 – MARS-AVRIL 2014.

« In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas. Unidad en las cosas necesarias, libertad en las cosas dudosas, caridad en todas las cosas »


Este adagio se atribuye comúnmente a San Agustín. En realidad, no se encuentra en la obra del obispo de Hipona. Ni siquiera es de origen católico, porque apareció a principios del siglo XVII en un entorno luterano. En 1626, un oscuro teólogo protestante, Petrus Meiderlin, conocido como Rupert Meldenius, publicó una Parænesis votiva pro pace Ecclesiæ (Exhortación en forma de voto por la paz de la Iglesia), con el fin de poner fin a las disputas internas y traer de vuelta la concordia entre sectas protestantes rivales. Fue en esta ocasión que empleó la famosa fórmula que ha sido falsamente atribuida a San  Agustín, porque uno encuentra en el santo doctor algunos rasgos de estilo vagamente cercanos.

Entendemos por qué los espíritus irénicos, que quieren la unidad y concordia a toda costa, incluso contra la verdad, de buena gana usan esta expresión en el fondo muy ambigua. Así, Juan XXIII lo cita en su primera encíclica (Verdad, unidad y paz, bajo la inspiración de la caridad, Ad Petri cathedram, 29 de junio de 1959): "De todos modos, siempre debemos recordar la máxima, a veces expresada en diferentes términos o atribuida a varios autores: unidad en las cosas necesarias, libertad en las cosas dudosas, caridad en todas las cosas."

La encontramos también en la respuesta de la congregación para el Culto divino del 17 de diciembre de 1997 a Mons. Laise, para legitimar la distribución de la santa comunión sea en la mano o sobre los labios. No hace falta imponer a los obispos una práctica específica en este asunto, explica en esta carta el cardenal Medina, quien concluye: "Permítanme recordar lo que dijo San Agustín: in necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas. »”

Asimismo, el cardenal Darío Castrillón Hoyos, cuando era presidente de la comisión pontificia Ecclesia Dei, justificó la diversidad de ritos (Misa de Pablo VI o Misa de San Pío V) gracias a esta máxima, en el sermón que pronunció durante los medios de comunicación tridentinos que celebró excepcionalmente el 24 de mayo de 2003 en Santa María la Mayor: "Estamos todos llamados a la unidad en la verdad, con respeto recíproco por la diversidad de opiniones, sobre la base de la misma fe, procediendo in eodem sensu y recordando el adagio generalmente atribuido a San Agustín: in necessariis unitas, in dubiis libertas, in ómnibus caritas. »”

Por lo tanto, debemos devolver a cada uno lo que le corresponde y decir que San Agustín es totalmente inocente de esta paternidad liberal que se le pretende imponer.