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martes, 1 de agosto de 2017

REUNIÓN SECRETA DE LA COFRADÍA DEL "BUEN ESPÍRITU"







Algunos sacerdotes de la FSSPX, en su conjunto bastante jóvenes y sin mucha experiencia, se dejaron envolver por el ilustre P. Matthieu Raffray del Instituto Buen Pastor, a fin de activar una Cofradía que los agrupe a todos, denominada “del Buen espíritu”, en oposición a la carta de los decanos y comunidades amigas, carta juzgada como “ruin”. Esta Cofradía mantuvo una reunión secreta en Dordogne [en Francia].

La reunión se llevó a cabo durante varios días en el pueblo de Montagrier (pueblo del P. Laignelot) en la segunda quincena de julio de 2017. Las misas cotidianas fueron celebradas en la iglesia del pueblo, abierta generosamente por el Ordinario de Perigord a quien se le dieron todas las garantías de “buen espíritu”.

En esta reunión estaban presentes, entre otros (lista no exhaustiva):

-El P. Matthieu Raffray, superior de la Provincia de América Latina del Instituto del Buen Pastor;

-El P. Timothée de Bonnafos, con sede en Buenos Aires, Argentina;

-El P. Jean-François Mouroux, con sede en Onex, Suiza;

-El P. Eudes-Etienne Peignot, director de La Martinerie- Châteauroux;

-El P. Nicolas Challan Belval, con sede en Martinica;

-El P. Benoît Laignelot, con sede en Enagu, Nigeria.

Después de felicitarse calurosamente de la apertura romana sobre los matrimonios, todos expresaron su alegría de leer en el último Cor Unum (número 117 de junio de 2017) las palabras positivas de Mons. Fellay sobre las comunidades Ecclesia Dei:

Yo me pregunto cómo algunos contemplan la “conversión de Roma”, el retorno de la Iglesia a su Tradición, mientras que evitan cuidadosamente todo contacto con la Iglesia oficial, sin hablar del movimiento Ecclesia Dei.” (Pág. 5).

“Igualmente los movimientos Ecclesia Dei, comprendiendo la Fraternidad San Pedro, donde se encuentran un cierto número de Nicodemos, convencidos que el análisis de Mons. Lefebvre sobre el Vaticano II es el bueno." (Pág. 6).

Citando este último pasaje, ninguno de ellos se dio cuenta que en estas palabras de Mons. Fellay se reconoce que todo reconocimiento canónico implica una condición muy real, aunque no escrita: una vez reconocidos por Roma, no podemos adherirnos al auténtico combate de Mons. Lefebvre más que como Nicodemo, es decir, en el secreto de la noche y no como hijos de la luz; lejos, por supuesto, del micrófono…

Finalmente los participantes dijeron adherirse a los escritos del P. François Knittel -para quien el estado de necesidad disminuye- texto publicado oficialmente en la revista de la Casa General. ¡Como para creer que con el papa Francisco, uno de los mayores destructores de la Iglesia, las cosas irían mejor!

Ante este nuevo espíritu que invade ciertas partes de la Fraternidad, los superiores permanecen extrañamente mudos, al contrario de su reacción después de la carta de los decanos. ¿Silencio sintomático? Uno puede preguntárselo, cuando sabemos que ciertos sacerdotes del distrito de Francia han recibido la autorización de escribir, bajo seudónimo, en las revistas del movimiento Ecclesia Dei, si ellos demuestran así el nuevo “buen espíritu”.

Christian LASSALE