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sábado, 24 de octubre de 2015

RESPUESTA DE LOS DOMINICOS DE AVRILLÉ AL P. BOUCHACOURT






SEIS OBSERVACIONES DE LOS DOMINICOS DE AVRILLÉ


Sobre el comunicado del P. Bouchacourt publicado:
-en el sitio   La Porte Latine el 1° de julio de 2015; 
-luego en Fideliter n.º 227 de septiembre-octubre de 2015, págs. 62-63.

1. Leemos en el comunicado: “Por medio de conferencias, en las publicaciones y en su sitio de internet, ellos [los dominicos de Avrillé] acusan a los superiores de la FSSPX de abandonar el buen combate de la fe para conducirla hacia un acuerdo a cualquier precio con las autoridades romanas”. Esto es inexacto. Nuestro desacuerdo con el superior general de la Fraternidad San Pio X viene de que éste último está dispuesto a un acuerdo práctico con las autoridades que aún profesan los errores conciliares. De 1988 a 2012, la Fraternidad mantuvo este sabio principio: “No al acuerdo práctico con Roma sin previo acuerdo doctrinal”. Este principio fue todavía claramente afirmado por el capítulo de 2006: Los contactos que la Fraternidad mantiene episódicamente con las autoridades romanas, tienen como único objeto ayudarlas a recuperar la Tradición que la Iglesia no puede renegar sin perder su identidad, y no la búsqueda de una ventaja para ella misma, o de llegar a un imposible “acuerdo” puramente práctico. En marzo de 2012, Mons. Fellay anunció que él abandonaba este principio (afirmando: “no se trata de un principio, sino de una línea de conducta”). Este abandono ha sido avalado por el capítulo de julio de 2012. Desde entonces, a pesar de numerosas peticiones, Mons. Fellay se negó a regresar al antiguo principio. El 31 de mayo de 2015, escribimos al P. Bouchacourt: “Es porque queremos conservar este principio -que es el testamento de Mons. Lefebvre- que usted se dispone a condenarnos. O más bien que Mons. Fellay se dispone a condenarnos de nuevo por su boca”.

Leemos en el comunicado: “Los dominicos de Avrillé son incapaces de demostrar cuáles son los actos planteados por el Superior General que manifieste que “Menzingen  está traicionando el combate de la fe”Las palabras entre comillas nos han sido erróneamente atribuidas: nosotros no somos los autores (ver Le Sel de la terre 92, pág. 141). Lo que decimos nosotros, y es evidente de acuerdo al n°1, es que Menzingen ha cambiado de línea de conducta en sus relaciones con Roma, lo que ha causado la pérdida de confianza de una gran parte de los tradicionalistas.

2. El comunicado nos acusa de haber publicado una “correspondencia confidencial con Mons. Fellay” en Le Sel de la terre 89, págs. 215-220. Basta con consultar el texto publicado para ver que  no hay confidencialidad en estas cartas. Monseñor Fellay nos prohibió toda colaboración con la FSSPX, privándonos de las ordenaciones y de los óleos santos. Es normal que nosotros hiciéramos saber las razones sobre las cuales pretendió apoyarse y también que la ruptura venía de su parte y no de la nuestra.

3. Leemos en el comunicado: “la única razón invocada para justificar este acto [la consagración episcopal de Mons. Faure] reposa sobre la acusación sin prueba que la FSSPX habría abandonado el combate de la fe”. Esto es inexacto. Nosotros expusimos varias razones objetivas graves que justifican la consagración episcopal de Mons. Faure (ver Le Sel de la terre 92, págs. 139-170, y 93, págs. 200-208), y notablemente el hecho que Mons. Fellay niega las ordenaciones e incluso los santos óleos (necesarios para varios sacramentos, en particular la extrema unción) a nuestra comunidad y a algunas otras que no comparten la nueva política establecida en 2012.

4. El comunicado se apoya en las declaraciones de Monseñor Lefebvre durante una reunión en Ecône el 4 de julio de 1988: “Nunca quisimos una organización de la Tradición ni una presidencia de tal asociación; pero es un hecho que la Fraternidad es la columna vertebral de la Tradición, su instrumento providencial, sobre el cual deben apoyarse todas las iniciativas de Tradición”. Como lo dijo Mons. Lefebvre, se trataba de un hecho (de facto) y no de un derecho. Este hecho hubiera podido perdurar todavía mucho tiempo, si Mons. Fellay no hubiera tomado la iniciativa de romper la unidad de la Tradición al cambiar la línea de conducta respecto a Roma y excluyendo a Mons. Williamson del capítulo de 2012, expulsándolo luego de la Fraternidad porque él no aprobaba este cambio de línea de conducta.

5. Leemos también: “Este comunicado quiere restablecer la verdad”. Al mismo tiempo nos acusa de “propagar y mantener la desconfianza respecto a las autoridades”, de “denigrar la autoridad del sucesor de Mons. Lefebvre”, de “crear una dialéctica entre los miembros de la Fraternidad y sus superiores”, de “maniobras subversivas”, de ser “los cómplices de una obra nefasta”, de “causar un perjuicio grave al bien común de la Tradición”, esto por las “tomas de posición repetidas”, de instalar “la desconfianza, la división, el espíritu de partido y de denigración”, “de acusaciones mentirosas”, “de sembrar la duda y la división en las filas de la Tradición y de debilitar sus fuerzas” por “maniobras subversivas”. Casi nada…

La verdad es la adecuación con la realidad. Así, ante “tantas acusaciones mentirosas”,nosotros nos conformamos con decir a los lectores del comunicado: Vengan y vean” “Lean nuestras publicaciones (Le Sel de la terre, La Carta de los Dominicos de Avrillé) y vean si lo que allí se encuentra es conforme a la descripción melodramática del comunicado. La realidad es que, a pesar de la divergencia con el superior general por el hecho de su nueva política romana, nosotros seguimos siendo amigos de la Fraternidad, en tanto dependa de nosotros, y deseamos que ella logre superar la crisis que atraviesa desde el 2012.