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sábado, 19 de septiembre de 2015

APUNTES DESDE LA TRINCHERA






LA VIRTUOSA NEO-FSSPX

“Cuando un pueblo comienza a creer que la prosperidad es el premio de la virtud, es evidente que se aproxima una calamidad. Si se considera que la prosperidad y el éxito son la recompensa de la virtud, acabará por considerárselos como prueba y síntoma de la virtud” (G.K. Chesterton)

Algo muy parecido –o que va en el mismo sentido- a lo explicado por Chesterton es lo que ha ocurrido con la Neo-FSSPX. Para ella, no la persecución y rechazo de los mundanos, herejes y apóstatas, sino el recibir el “sello”, “estampilla” o “reconocimiento” por parte de Roma modernista significa un signo de su “virtud”, es decir de su “catolicidad”. La prosperidad y el éxito (¡oh, victoria sobre Roma!) son tomados como recompensa de la virtud. Luego estar en Roma (“reconciliados plenamente”) será tomado –como lo hacen las masas ignorantes del mundo que idolatran a Francisco- como prueba y síntoma de virtud. ¡Oh, qué lejos está la Neo-FSSPX de un “fracasado” como Mons. Lefebvre, “rebelde”, “excomulgado”, “derrotado”, que murió sin el sello oficial de “católico”! ¡Oh, Monseñor Fellay!, ¿de qué sirve ganar el mundo (o Roma) si se pierde el alma?



ESQUIZOFRENIA NEO-FRATERNITARIA

12 de octubre de 2013, conferencia de Mons. Fellay en USA:

"Cuando uno ve lo que está sucediendo ahora [bajo el pontificado de Francisco], damos gracias a Dios, damos gracias a Dios de que hemos sido protegidos de cualquier tipo de acuerdo el año pasado. Y podemos decir que uno de los frutos de la Cruzada [de Rosarios] que hemos hecho, es haber sido preservados de tal desgracia. Gracias a Dios. No es que no queramos ser católicos, por supuesto. Queremos ser católicos y somos católicos, tenemos el derecho a ser reconocidos como católicos. Pero no vamos a comprometer nuestros tesoros para ello. Por supuesto que no".

Diciembre de 2013, P. Pfluger, Retiro a los hermanos de la Fraternidad en Flavigny:

“En el fondo, es un problema de temor, de miedo de tener contactos. Se llega hasta decir que, porque ellos son modernistas, son nuestros enemigos. Estas condiciones (la conversión previa de Roma), son ideales pero irreales. Un jefe jamás se desmiente de un día para otro, hace falta tiempo. Si cortamos con Roma, somos sedevacantistas”. 

25 de enero de 2015, Siervas de Jesús Sacerdote y del Corazón de María, Boletín:

Aprovechando las confirmaciones en Madrid, nuestro Superior eclesiástico, Mons. de Galarreta, nos da una conferencia sobre la situación cada vez más preocupante de la Iglesia con el Papa actual

24 de mayo de 2015, Carta a los amigos y benefactores n° 84, Mons. Fellay, sobre el “Año de la Misericordia” que celebrará los 50 años del Vaticano II:

“¿Habrá que privarse por ello de las gracias de un Año Santo? Todo lo contrario. ¡Cuando las compuertas de la gracia se abren, hay que recibirla en abundancia!” 

Junio 2015, Cor Unum:

“No hay que temer el reclamar con toda justicia, por parte de las autoridades de la santa Iglesia, el ser reconocidos y considerados como católicos”.

1 de septiembre de 2015, Comunicado de la Casa General de la Fraternidad San Pío X sobre la carta del Papa Francisco al acercarse el Año Santo:

“La Fraternidad San Pío X expresa su agradecimiento al Soberano Pontífice por este gesto paternal”.

En octubre de 2013 era una desgracia pensar en estar bajo el poder de Francisco, según Mons. Fellay. Una desgracia, esas eran sus palabras. Si hubiese sido una desgracia tal situación es porque tenían ideas distintas y hasta contrarias. Porque las autoridades romanas son modernistas y la FSSPX se supone que no. El modernismo es una herejía (la peor de todas) y la Tradición católica custodia el depósito recibido por la Iglesia desde los Apóstoles. Pero poco después el primer asistente de Mons. Fellay sale diciendo que no hay que ver a los modernistas como enemigos, y que no hay que esperar que se conviertan (pero si hay necesidad de que se conviertan es porque tienen otra fe, otra religión). Un año más tarde, otro obispo de la Fraternidad decía que las cosas con Francisco eran cada vez peores. Poco después Mons. Fellay insistía en reclamar el diploma de “Católico” a quien poco antes había considerado que sería como Superior una desgracia. Y adhería al “Año de la Misericordia” que sabía bien estaba viciado por el Modernismo. Y parecía en su mensaje anticipar ya algo que iba a recibir por parte de Francisco, como acaba de ocurrir. ¿Es que tiene algún valor para estos hombres la coherencia? ¿Volverán a decir que estar bajo jurisdicción de Francisco es una desgracia? ¿O harán una cruzada de Rosarios para dar las gracias? ¿Qué será lo que viene? Cuando el P. Pfluger dice que no tener contactos con Roma (hablamos de la Roma ocupada por masones, gnósticos y modernistas) es ser sedevacantista, ¿no está repitiendo lo que decía Benedicto XVI en su “Carta a los Obispos sobre la remisión de la excomunión a los cuatro obispos consagrados por Monseñor Lefebvre”, del 10 de marzo de 2009?:

“¿Debemos realmente dejarlos tranquilamente ir a la deriva lejos de la Iglesia?”

Es decir que no tener una situación canónica regular con la Roma que no tiene una situación doctrinal regular sería “estar a la deriva” y “lejos de la Iglesia”, pese a ser fieles a la Iglesia de siempre y ser quienes verdaderamente profesan la fe católica entera. Por lo tanto los neo-fraternitarios muestran que han “comprado” el discurso de los modernistas de que ellos los herejes están en la situación correcta y los de la Tradición no. Por lo tanto son los que están en la fe verdadera quienes deben arreglar su problema y no al revés. Y ahora es Francisco, el hereje destructor Francisco, quien viene a hacer “un favor” a los católicos de la Tradición. Los cuales desde luego no pueden dejan de aceptar, como si hubiesen necesitado de esa disposición de Francisco para seguir confesando a los fieles. De locos.


FALSIFICACIÓN

“El diablo falsifica la obra de Dios […] hasta la consumación de los siglos; y mucho más cuando estarán para consumarse: hoy lo mismo que siempre, y aún quizás más. Falsifica la religión y la vuelve fanatismo, falsifica la mística y la vuelve política, falsifica la predicación y la vuelve propaganda, la piedad en santulonería, el ascetismo en hurañez, estolidez y orgullo vano. Eso puede hacer el diablo. Es su obra maestra”.
(P. Leonardo Castellani, “Los papeles de Benjamín Benavides”, pág. 119. Editorial Dictio, Buenos Aires, 1978.) 

Y he aquí a la Neo-FSSPX entregada a la política y la diplomacia; entregada a la santulonería y la piadosidad desprovista de sentido de la realidad; entregada a la estolidez y el orgullo vano; entregada a la propaganda. Puede advertirse simplemente en los sermones de sus sacerdotes, en sus sitios web y blogs, en sus publicaciones.  Al borde de la catástrofe, entregada a un cincuentismo cinematográfico. Pero lo que se viene no será producto de los efectos especiales de Hollywood o Cinecittá, precisamente…



EL ÚLTIMO LUGAR

Nuevamente el Padre Castellani, hablando de los Fariseos:

Ya dije en otra ocasión que de éstos no todos eran malos; tanto que de algunos de ellos, los mejores, salió el núcleo primero de la primitiva Iglesia: Nicodemus, José de Arimatea, San Pablo... Pero la secta era mala. Era como el clero de hoy: un cuerpo; aunque no todos eran sacerdotes. Digamos que eran como el clerus medioeval, que comprendía hasta los sacristanes y los músicos, no menos que los letrados (o escribas y doctores): toda la gente de Iglesia. Clericales, vamos. Entre los clericales de hoy hay buenos y malos, pero el cuerpo de ellos es bueno. Entre los fariseos de entonces había buenos y malos, pero el cuerpo era malo; y uno no podía salvarse sin salir de él”. (Domingo decimosexto después de Pentecostés).

Cincuenta años después de finalizado el Concilio Vaticano II, con los frutos a la vista, no puede decirse sino que, pese a algunos buenos, el cuerpo de los clericales de hoy, como el de los fariseos de entonces, es malo. Y uno para salvarse debe salir de él. Como salió Mons. Lefebvre –repetimos, no salió de la Iglesia sino del cuerpo clerical infectado- y posteriormente muchos resistentes. Pero, ¿qué vemos ahora, en que parece se va a blanquear del todo el cisma perpetrado por los modernistas en el V. II, durante el próximo sínodo de los ultramodernistas? Ya mencionamos esto en otro de nuestros apuntes, a propósito del mismo sermón del P. Castellani. Veamos lo que dice:

“Esta ley del Último Lugar parece un chiste pero tiene mucha miga: la cual entendió la Iglesia Primitiva y la Iglesia Medioeval, y es menester que la entienda también la Iglesia de los Tiempos Modernos; que como son modernos, creen que son los primeros de todos; y en realidad son los últimos. De esta ley, han salido muchas cosas buenas.
   ¿Qué debe hacer un hombre cuando no lo ponen en su lugar? se pregunta Aristóteles en su Ética a Nicómaco. O mejor dicho: ¿qué debe hacer cuando no lo ponen en el primer lugar el Hombre Magnánimo? que Aristóteles creía que era él mismo. Ese es un caso que pasa muchísimo, y más cuando las sociedades están desordenadas, o como se dice exactamente, subvertidas. Justamente ésa es la gran señal de una sociedad subvertida; y por tanto en camino de decadencia: la gente fuera de su lugar; el que debe mandar obedece, el que debe obedecer manda; el que puede enseñar no enseña, el charlatán y el simulador enseñan; el que debe aconsejar no es oído; el botarate y el sofisticado charlan, gritan, enredan, atruenan y no dejan escuchar nada ni hablar a ninguno; el necio campa por sus respetos y el sabio es acorralado y silenciado; los mediocres engreídos hacen grandes planes y voltean casas que después no pueden reconstruir, la prudencia se va al diablo y la petulancia crece como sorgo de Alepo; "mucha música y poca lógica hay en este país" decía mi tío el cura. En suma, ustedes conocerán alguna familia donde pase esto; por ahí se pueden imaginar lo que pasará en un Estado. "Sempre la confusión delle persone — Principio fu del mal delle Citade", dijo el Dante. Este era el problema que preocupaba a Aristóteles.
   Aristóteles respondió: "Cuando al Magnánimo le niegan el primer lugar, debe quedarse en el lugar donde está y luchar por el primer lugar. Debe indignarse, no por mor de sí mismo, sino por el desorden, la fealdad y los daños que resultan al bien común de no estar él en su lugar. Debe luchar con indignación y fortaleza". Lo mismo hubiese dicho don Hipólito Yrigoyen.
   Jesucristo en vez dijo: "Cuando te niegan tu propio lugar, vete al último lugar. Mejor dicho, vete de entrada al último lugar, es más sencillo". ¡Es una paradoja! ¡No es nada sencillo!
   El Cristianismo nació al mundo en el seno del Imperio Romano, una sociedad en decadencia, subvertida. Allí la virtud no estaba en el primer lugar sino el vicio: ni la modestia, ni el saber, ni la capacidad, ni la honradez, ni el heroísmo, ni la magnanimidad. Para subir había que ser canalla; y la virtud era un "seautón-timou-roúmenos", como dijo Terencio, una especie de castigo de sí misma. ¿Qué hicieron los primeros cristianos? Se fueron al último lugar, al desierto; los que no fueron a parar primero a los leones del Coliseo. No se les ocurrió hacer un partido democristiano y hacerse elegir Emperadores”.

Tras algunas vacilaciones o confusiones, surgidas del ambiente confuso de la neo-iglesia, Monseñor Lefebvre finalmente se fue al último lugar, se lo buscó, pues no puede haber más último lugar que ser “excomulgado” y “rebelde”. Monseñor Fellay, en cambio, clama por subir de lugar en el banquete, recomendándose ante el dueño del banquete, un papa (o antipapa) modernista que terminará humillando a aquel que se ensalza a sí mismo. El Evangelio no falla. Los que buscan los mejores lugares, hallarán los peores.