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domingo, 22 de septiembre de 2013

LA HEMORRAGIA LENTA E INEXORABLE.- MAX BARRET.




NON POSSUMUS

No hay mes o semana que no sean portadores de malas noticias respecto a la FSSPX: declaraciones ambiguas, encierro, transferencia, salida o expulsión de sacerdotes cuando no un obispo… Hay de todo menos algo que parezca una feroz resistencia frente a un enemigo que está ocupando la plaza. ¡Todo salvo la unidad y la serenidad que tenemos el derecho de esperar de una “Fraternidad” de tal coyuntura!

Así que el pasado 8 de septiembre, el Padre Jean Michel Faure, el cual firmó la declaración de fidelidad a Monseñor Lefebvre «Ut fideles inveniamur» del 2 de febrero de 2013, acaba de declarar: “El comandante del Titanic nos va a hundir”.

Pero ¿quién es el Padre Faure ?... Es al que teníamos la costumbre de llamarle familiarmente: “¡el puntero!”. Ordenado por Monseñor Lefebvre hace más de treinta años, él es uno de los sacerdotes más antiguos de la FSSPX. Fue Superior de Distrito de Argentina y de Méjico durante largos años. En 1988, Monseñor Lefebvre pensó en él para figurar entre los obispos que quería consagrar. Se le pidió pero se negó, estimando humildemente que él no tenía las cualidades necesarias para responder favorablemente a este requerimiento. Entonces él sugirió consagrar al Padre de Galarreta.

Es este sacerdote que publica una briosa entrevista. Él se dice aterrado ante las traiciones y otras manipulaciones que se han hecho comunes en las altas esferas de la Fraternidad.

El menciona, en efecto, la escandalosa declaración doctrinal de Monseñor Fellay del 15 de abril de 2012 que reconoce “la validez del sacrificio de la misa y de los sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de sacramentos legítimamente promulgados por los Papas Paulo VI y Juan Pablo II”, declaración que no es otra cosa que una traición. Y que no vengan a comparar esta declaración con la firma que estampó Monseñor Lefebre en el protocolo de acuerdo con el Vaticano el 5 de mayo de 1988. Porque desde la mañana siguiente, él retractó su firma, lo que no tiene nada de comparable con la actitud de Monseñor Fellay que se contentó con balbucear, mucho más tarde: “¡retirada o retractada, es la misma cosa!”

El Padre Faure nos dice que durante el Capítulo de 2012, para romper el “profundo silencio” que se instaló entre los capitularios, de los cuales algunos deseaban que esta declaración debía ser reprobada por su autor, el Padre Pagliarani, Superior del Seminario de la Reja declaró: “Estimados cofrades: ¡No vamos a infligirle una bofetada a nuestro superior exigiéndole una retractación; esto se hará implícitamente por la Declaración final del Capítulo!”.

Todos estos hechos explican la hemorragia que es real y que sabemos que, en términos médicos, si no es detenida rápidamente, provocará un colapso cardio-vascular… y la muerte. ¡La FSSPX está en este escenario!

 ¡Lamentable!

« Resulta, para numerosos sacerdotes de la Fraternidad, una atmósfera de terrorismo, de policía de pensamiento, que nos recuerda dolorosamente la que reinó en los años 1970 en los sacerdotes perseguidos por su apego a la Misa de San Pío V.

La siguiente cita, por su evocación a un pasado de hace 40 años, viene naturalmente aquí por analogía:

« En los años 1970, numerosos son los sacerdotes que murieron de pena de tener que adoptar, por obediencia, los nuevos ritos. Numerosos también son aquellos que murieron en el ostracismo, la relegación canónica y psicológica, pero felices de dar un testimonio inflexible del rito católico y de la fe íntegra en Cristo Rey. Las amenazas, el temor, las censuras y otros castigos no los quebrantaron. Pero desgraciadamente, cuántos son los que cedieron a estos métodos de violencia, de chantaje por “desobediencia” y de la destitución ejercidos sobre ellos por sus superiores.
Es allí donde tocamos de cerca la malicia liberal de sus jefes: ¿no se dice con razón, que no hay nadie más sectario que un liberal?
No teniendo el principio para hacer reinar el orden, ellos hicieron reinar un régimen de sumisión por el terror”. 

Estas líneas están tomadas de Le Sel de la Terre n° 85 y escritas por la pluma de Monseñor Bernard Tissier bajo el título “¿Existe una iglesia conciliar?”.

« Mutatis, mutandis », la analogía es impresionante entre los métodos de los modernistas de los años 1970 y los de Monseñor Fellay contra los miembros de la FSSPX que no lo quieren seguir en su tendencia acuerdista.

De allí resultan, tanto en los Sacerdotes como en los fieles, dudas y divisiones. Prácticamente una división entre los antiliberales que ven claro y resienten esta división, y la gente mal informada o manchada de liberalismo, que se contenta con una obediencia desgraciadamente falsa. El entusiasmo se enfría. Las voluntades se entibian. Los pies se hacen pesados, ya nadie se molesta.

Así, algunos testigos presentes en Ecône en las ceremonias de ordenación de junio de 2012, se sorprendieron del  pequeño número de camiones y de la cantidad de sillas vacías, en lugar de la multitud acostumbrada. Incluso en San Nicolás de Chardonnet, la visita reciente de Monseñor Fellay fue recibida con una asistencia inhabitualmente escasa.

Monseñor Fellay es un «manipulador fuera de serie», pero no es manipulación lo que nosotros necesitamos, sino convicciones, simple y claramente expresadas por un jefe cuyas declaraciones y franqueza engendren la confianza y el entusiasmo en el combate por el reinado universal de Aquél que es el Amo de la Iglesia, de Jesucristo que es « el camino, la verdad y la vida », nuestra única esperanza.

Pueda la bandera de este combate  levantarse de nuevo, como la de Juana de Arco, y reunir para su servicio a los antiliberales de la Tradición Católica". (Adrien Loubier – « Sous la Bannière » n° 168 – Août 2013).