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viernes, 30 de agosto de 2013

¿QUIÉN ES MONSEÑOR FELLAY?





Extracto de un artículo de Stephen Heiner.

Estamos en 1988. El Arzobispo escogió tres candidatos para la consagración episcopal para los diversos grupos de lenguaje: inglés, español y francés. Monseñor Fellay no estaba en la lista original.  Y es que el (en ese entonces) Padre Fellay no tenía ninguna práctica “parroquial”, pues había estado en la Casa General desde el principio y tenía su circuito de Misas como cualquier otro sacerdote de la FSSPX, pero era joven y no tenía ninguna experiencia en la “trinchera”; además, no añadía ningún otro lenguaje a los de los otros obispos (que hablaban, entre todos, francés, portugués, español, alemán, inglés e italiano), tampoco tenía alguna educación u origen especial (Monseñor Tissier viene de la nobleza y era el experto de la FSSPX en derecho canónico, Monseñor Williamson contaba con una extraordinaria educación y fue profesor del seminario de Ecône y de Estados Unidos).

Sin embargo, en concesión a un benefactor de larga data de la FSSPX, (el señor Roger Lovey), quien le recordó al Arzobispo del papel especial que Suiza había tenido en la fundación de la Fraternidad, el Arzobispo agregó al Padre Bernard Fellay, suizo, a los que iban a ser consagrados.

El Arzobispo y el Padre Schmidberger, varias veces hicieron notar que el Superior de la Fraternidad debía ser un sacerdote, pues los Obispos  debían de dedicarse a impartir los sacramentos hasta que la situación de la Iglesia volviera a la normalidad. Monseñor Tissier afirmó lo mismo en la entrevista que le hice en el 2006  y Monseñor Williamson era de la misma opinión.

Cuando en julio de 1994 se terminó el período del Padre Schmidberger, hubo una tendencia que postulaba que un obispo debía ser el Superior General, y Monseñor Fellay, que estaba abierto a tener esa posición, estuvo en posición de cultivar los contactos necesarios para asegurarse apoyo. La elección fue muy cerrada, y en contra de las reglas del Capítulo, el Padre Schmidberger y Monseñor Fellay deliberaron en privado antes de establecer que Monseñor Fellay se convertiría en el nuevo Superior General. No hubo protestas significativas.

A todos los sacerdotes de la FSSPX, cuando son enviados a su primer nombramiento como priores, se les dice que no cambien nada por al menos 6 meses. Esto para asegurar que haya continuidad y que los fieles no se inquieten. Así entonces, los 6 primeros años del primer período de Monseñor Fellay fueron dedicados a “escuchar”.  Se sentía como el Generalato de Monseñor Lefebvre o el Padre Schmidberger. Conforme su mandato avanzaba, empezó a hacer nombramientos estratégicos, promoviendo hombres que lo obedecieran devota e incuestionablemente, y empezó a desarrollar su propio “estilo” de Generalato. Cuando llegó su segundo mandato en 2006, se sintió mucho más confortable con su liderazgo de “puño-de-hierro-en-guante-de-terciopelo”, un estilo completamente camuflado por su deslumbrante sonrisa de 10.000 vatios (un sacerdote mayor de la FSSPX me dijo una vez que "Monseñor Fellay lidera la FSSPX con más autoridad que aquella con la que el Papa gobierna la Iglesia"). Él calló todo comentario de todos los sacerdotes, prohibió blogs, entrevistas, artículos, etc. que no estuvieran expresamente aprobados por él o por sus subordinados nombrados para ello. “Él y solo él” sería la voz de la FSSPX.

Hagamos una pausa por un momento. Piensen en cualquiera de las grandes congregaciones religiosas: los Redentoristas, los Jesuitas, etc. ¿Pueden ver ustedes a San Alfonso diciendo a los Redentoristas que él, y solo él sería la voz de la Congregación? ¿A San Ignacio de Loyola queriendo que San Francisco Javier le mostrara sus sermones antes de ser predicados, o las políticas antes de ser implementadas en las misiones? Tal liderazgo demuestra una paranoia, pero también es ego. Es el ego al que no se le opone.

También quiero anotar  que para aquellos que estudian la Historia de la Iglesia, la política no es nada nuevo. La ambición no desaparece del corazón del clérigo cuando las manos están extendidas sobre su cabeza tonsurada. El notar que Monseñor Fellay es ambicioso no es injusto, es la simple verdad. Y la ambición, por sí misma, no es un pecado. Pero donde algunos pudieran ver el punto de partida, es que Monseñor Fellay siempre quiso tener éxito donde (él percibió) que el Arzobispo había « fallado ». Esto, y no la teoría de su deseo del solideo cardenalicio, es su razón. Así también, cuando Joseph Ratzinger tomó el nombre de Benedicto XVI afirmó que la mayor derrota de su etapa como jefe del ex Santo Oficio fue el fracaso de 1988, el fracaso del Protocolo del 5 de mayo, y que se comprometió a rectificar casi inmediatamente después de que el "Habemus Papam" sonaba a lo largo de la plaza de San Pedro. Estos dos hombres están deseando ser socios por sus propias razones personales y políticas. Pretender que la política y la ambición no tienen nada que ver con lo que está pasando en la FSSPX ahora es ingenuidad al extremo y catolicismo de « avestruz ».

Creo que si hay acuerdo, máximo el 5% de los fieles no seguirán a Monseñor Fellay. Esto es porque la mayoría de los seguidores de la FSSPX han caído en el culto (exterior, Nota del blog) de la Misa en latín y en el de Monseñor Fellay, su santo profeta que jamás ha hecho el mal y que nunca lo hará porque es perfecto. Esto no es una exageración.

Incluso a Monseñor Fellay no le importó que su respuesta a los tres obispos fuera filtrada, pues ha dirigido tan exitosamente la campaña de que ÉL es quien DECIDE en la FSSPX, que la mayoría de los fieles están dispuestos a desechar a los otros obispos y seguir a Monseñor Fellay hacia los brazos amorosos del « Santo Padre ».

Como señalé arriba, el humor negro es que Monseñor Fellay no formaba parte de los tres escogidos por Monseñor Lefebvre. Ni siquiera fue el nombre que el Arzobispo envió a Roma en 1988 para ser consagrado obispo (ese nombre, lo confirmé con tres fuentes diferentes, era Monseñor Richard Williamson). Monseñor Fellay fue el contador que se convitió en Rey. Los fieles, cuya mayoría no sabe esto,  francamente no les importa porque ellos no perciben que Monseñor Fellay pudiera equivocarse jamás en nada. Lo seguirán en sus movimientos.

¿Quién es mejor conocido? ¿Los fieles seguirán al hombre que ha sido la cabeza/corazón/mente de la FSSPX por dos décadas (Fellay)? ¿O al obispo atropellado por todos, el abandonado por sus supuestos « hermanos » e hijos en el sacerdocio (Williamson)?

No existe un movimiento significativo contra-Fellay entre los sacerdotes. Esto lo mencioné en mi último artículo, pero los sacerdotes de carácter han sido removidos de las posiciones de autoridad, y su destierro ha tenido como respuesta el silencio de aquellos que no harán otra cosa que seguir la « línea de partido ». Otros son simplemente caballos de guerra viejos –que, Dios los bendiga, trabajaron duro -  y que están demasiado cansados ​​para seguir luchando. La gran mayoría de los sacerdotes de la FSSPX –buenos hombres que son- simplemente no tienen los medios financieros o el valor para dejar la FSSPX. Y, Dios los bendiga también, la FSSPX puede necesitar Nicodemos dentro de poco tiempo.